31 La gente comenzó a reprender a los ciegos para que se callaran, pero ellos gritaron con más fuerza todavía: «¡Señor, tú que eres el Mesías, ten compasión de nosotros y ayúdanos!»
32 Entonces Jesús se detuvo, llamó a los ciegos y les preguntó:—¿Qué quieren que haga por ustedes?
33 Ellos le respondieron:—Señor, haz que podamos ver de nuevo.
34 Jesús tuvo compasión de ellos, y les tocó los ojos. En ese mismo instante, los ciegos pudieron ver de nuevo y siguieron a Jesús.