16 Por eso le dijeron:—¿Acaso no oyes lo que estos niños están diciendo?Jesús les contestó:—Los oigo bien. ¿No recuerdan lo que dice la Biblia?:“Los niños pequeños,los que aún son bebés,te cantarán alabanzas.”
17 Luego Jesús salió de Jerusalén y se fue al pueblo de Betania. Allí pasó la noche.
18 Muy de mañana, Jesús fue otra vez a la ciudad de Jerusalén. En el camino tuvo hambre,
19 y vio por allí una higuera. Pero cuando se acercó, no encontró ningún higo para comer. El árbol sólo tenía hojas. Entonces, Jesús le dijo: «¡Nunca volverás a dar higos!»En aquel mismo instante, el árbol se secó.
20 Y cuando los discípulos vieron lo que pasó, se asombraron y preguntaron a Jesús:—¿Cómo fue que el árbol se secó tan rápidamente?
21-22 Jesús les contestó:—Les aseguro que si ustedes tienen confianza y no dudan del poder de Dios, todo lo que pidan en sus oraciones sucederá. Hasta podrían hacer lo mismo que yo hice con la higuera, y más todavía. Si le dijeran a esta montaña: “Quítate de aquí y échate en el mar”, ella los obedecería.
23 Jesús entró en el templo y comenzó a enseñar a la gente. Los sacerdotes principales y los líderes del país se acercaron a Jesús y le preguntaron:—¿Quién te dio autoridad para hacer todo esto?