8 Muchas personas empezaron a extender sus mantos en el camino por donde iba a pasar Jesús. Otros cortaron ramas de árboles y también las pusieron como alfombra en el suelo.
9 Y toda la gente, tanto la que iba delante de él como la que iba detrás, gritaba:«¡Sálvanos, Mesías nuestro!¡Bendito tú, que vienes en el nombre de Dios!Por favor, ¡sálvanos, Dios altísimo!»
10 Cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén, toda la gente se alborotó, y decía:—¿Quién es este hombre?
11 Y los que venían con Jesús contestaban:—¡Es Jesús, el profeta! Él es de Nazaret, el pueblo de Galilea.
12 Cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén, fue al templo y empezó a sacar a todos los que estaban vendiendo y comprando cosas. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero de otros países por dinero del templo, y también tiró los cajones de los que vendían palomas.
13 Y les dijo: «Dios dice en la Biblia: “mi casa será llamada: ‘Casa de oración’.” Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones.»
14 Luego algunos ciegos, y otros que no podían caminar, se acercaron a Jesús, y él los sanó.