21 Ellos contestaron:—Del emperador romano.Jesús les dijo:—Pues denle al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.
22 Los fariseos quedaron asombrados al escuchar la respuesta, y se fueron.
23 Ese mismo día, unos saduceos fueron a ver a Jesús. Los saduceos no creían que los muertos pueden volver a vivir,
24 y por eso le preguntaron:—Maestro, Moisés escribió que, si un hombre muere sin tener hijos con su esposa, el hermano de ese hombre debe casarse con la viuda y tener hijos con ella. De acuerdo con la Ley, esos hijos le pertenecen al hermano muerto y llevan su nombre.
25 »Pues bien, aquí vivieron una vez siete hermanos. El hermano mayor se casó, y tiempo más tarde murió sin tener hijos. Entonces el hermano que seguía se casó con la mujer que dejó el mayor,
26 pero, tiempo después, también él murió sin tener hijos. Con el tercer hermano pasó lo mismo. Y así pasó con los siete hermanos.
27 Finalmente, murió la mujer.