8 Los discípulos se enojaron y dijeron:—¡Qué desperdicio!
9 Ese perfume pudo haberse vendido, y con el dinero hubiéramos ayudado a muchos pobres.
10 Jesús los escuchó, y enseguida les dijo:—No critiquen a esta mujer. Ella me ha tratado con mucha bondad.
11 Cerca de ustedes siempre habrá gente pobre, pero muy pronto yo no estaré aquí con ustedes.
12 Esta mujer derramó perfume sobre mi cabeza, sin saber que estaba preparando mi cuerpo para mi entierro.
13 Les aseguro que en cualquier lugar donde se anuncien las buenas noticias de Dios, se contará la historia de lo que hizo esta mujer y se guardará la memoria de ella.
14 Ese mismo día, Judas Iscariote, que era uno de los doce discípulos de Jesús, fue a ver a los sacerdotes principales