50 Jesús lanzó otro fuerte grito, y murió.
51 En aquel momento, la cortina del templo se partió en dos, de arriba abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron;
52 las tumbas se abrieron, y muchos de los que confiaban en Dios y ya habían muerto, volvieron a vivir.
53 Después de que Jesús resucitó, esas personas entraron en Jerusalén y mucha gente las vio.
54 El oficial romano y los soldados que vigilaban a Jesús sintieron el terremoto y vieron todo lo que pasaba. Temblando de miedo dijeron: «¡Es verdad, este hombre era el Hijo de Dios!»
55 Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos. Ellas habían seguido y ayudado a Jesús durante su viaje desde Galilea.
56 Entre esas mujeres estaban María Magdalena; María, madre de Santiago y de José; y la esposa de Zebedeo.