1-3 Los hijos de Rubén, el primogénito de Israel, fueron Hanoc, Falú, Hesrón y Carmí. Rubén era realmente el primogénito, pero perdió sus derechos de primogenitura por haber abusado de la mujer de su padre (esos derechos pasaron a los hijos de José, otro hijo de Israel, pues aunque Judá llegó después a ser más poderoso que sus hermanos y de él salió un jefe, los derechos de primogenitura fueron de José).
4-6 Los descendientes de Joel, en línea directa, fueron Semaías, Gog, Simí, Micaías, Reaías, Baal y Beerá, jefe de los rubenitas, que fue llevado cautivo por Tiglat-piléser, rey de Asiria.
7 Los hermanos de Beerá, según el orden en que sus clanes quedaron registrados, fueron Jeiel, el principal, Zacarías
8 y Bela, hijo de Azaz, nieto de Sema, el hijo de Joel. Bela vivió en Aroer, y su territorio se extendía hasta Nebo y Baal-meón.
9 Por el oriente se estableció hasta el borde del desierto que se extiende desde el río Éufrates, pues sus ganados aumentaron mucho en la región de Galaad.
10 Durante el reinado de Saúl, los rubenitas estuvieron en guerra con los agarenos, pero los derrotaron y se establecieron en la parte oriental de la región de Galaad.
11 Los descendientes de Gad que vivieron frente a los rubenitas, en la región de Basán, hasta la ciudad de Salcá, fueron
12 Joel, el principal, y después de él, Safán, luego Jaanai, y luego Safat.
13 Sus parientes, por orden de familias, fueron Micael, Mesulam, Sebá, Jorai, Jacán, Zía y Éber, siete en total.
14 Estos fueron hijos de Abihail, que fue hijo de Hurí, y este de Jaróah, este de Galaad, este de Micael, este de Jesisai, este de Jahdó, este de Buz.
15 Ahí, hijo de Abdiel y nieto de Guní, fue el jefe de sus familias.
16 Todos ellos vivieron en Galaad, en Basán y en sus aldeas, y en los campos de pastoreo de Sarón, hasta sus límites.
17 Todos ellos fueron inscritos en el registro familiar en tiempos de Jotam, rey de Judá, y de Jeroboam, rey de Israel.
18 Los descendientes de Rubén y de Gad, y la media tribu de Manasés, eran soldados valientes, armados de escudo, espada y arco, y bien entrenados para combatir. Eran cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta hombres aptos para la guerra.
19 Pelearon contra los agarenos y contra Jetur, Nafís y Nodab;
20 pero Dios los ayudó, y los agarenos y sus aliados cayeron en sus manos, porque en medio de la batalla pidieron a Dios que los ayudara. Dios los ayudó porque confiaron en él.
21 Luego se llevaron los ganados de sus enemigos, que eran cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil asnos. Hicieron además cien mil prisioneros.
22 Muchos enemigos murieron, porque la guerra era de Dios. Y se quedaron a vivir en aquellos lugares hasta la época del destierro.
23 Los descendientes de la media tribu de Manasés vivieron en la región que se extiende desde Basán hasta Baal-hermón, Senir y el monte Hermón, pues eran muchos.
24 Los jefes de sus familias fueron Éfer, Isí, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Jahdiel, todos ellos soldados valientes, hombres famosos y jefes de familia.
25 Pero se rebelaron contra el Dios de sus antepasados, y le fueron infieles adorando a los dioses de los pueblos que Dios había destruido y eliminado delante de ellos.
26 Por esta razón, el Dios de Israel incitó a Pul, rey de Asiria, es decir, a Tiglat-piléser, quien desterró a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés; y los llevó a Halah, Habor, Hará y al río Gozán, donde están hasta el día de hoy.