18 Cuando ya los sirios iban a atacarle, Eliseo rogó al Señor: “Te pido que dejes ciega a esa gente.”El Señor los dejó ciegos, conforme a la petición de Eliseo.
19 Entonces Eliseo les dijo:–Este no es el camino, ni es esta la ciudad que buscáis. Seguidme, y yo os llevaré hasta el hombre que buscáis.Y los llevó a Samaria.
20 Al llegar allí, Eliseo oró de esta manera: “Ahora, Señor, ábreles los ojos, para que puedan ver.” Entonces ellos vieron que estaban dentro de Samaria.
21 Y cuando el rey de Israel los vio, preguntó a Eliseo:–¿Los mato, padre mío, los mato?
22 Pero Eliseo respondió:–No, no los mates. ¿Acaso acostumbras matar a quienes has hecho prisioneros con tu espada y tu arco? Dales de comer y beber, y luego devuélvelos a su señor.
23 Se les hizo entonces una gran fiesta, y comieron y bebieron. Luego el rey los despidió, y ellos volvieron a su señor. Desde entonces los sirios dejaron de hacer correrías en territorio israelita.
24 Después de esto, Ben-hadad, rey de Siria, reunió todo su ejército y fue y rodeó a Samaria para atacarla.