17 El rey ordenó a su ayudante personal que se encargara de cuidar la entrada de la ciudad, pero la gente lo atropelló en la puerta, y murió, conforme a lo que había dicho el profeta cuando el rey fue a verle.
18 Ocurrió, pues, lo que el profeta había anunciado al rey cuando le dijo que a la entrada de Samaria se comprarían siete litros de harina o quince litros de cebada por una sola moneda de plata.
19 El oficial había respondido al profeta que, aun si el Señor abriera ventanas en el cielo, no podría suceder tal cosa. Eliseo, por su parte, le había contestado que lo vería con sus propios ojos, pero no comería de ello.
20 En efecto, así sucedió, porque la gente lo atropelló a la entrada de la ciudad, y murió.