Deuteronomio 12 DHHED

III. EL CÓDIGO DEUTERONÓMICO (12–26)

El santuario único

1 “Estas son las leyes y los decretos que durante toda vuestra vida deberéis poner en práctica en la tierra que el Señor y Dios de vuestros antepasados os va a dar en posesión.

2 “Destruid por completo todos los lugares donde los pueblos que vais a conquistar adoran a sus dioses: en los montes, en las colinas y bajo los árboles frondosos.

3 Derribad sus altares, haced pedazos las piedras y quemad los troncos a los que rinden culto; destruid las imágenes de sus dioses y borrad de aquellos lugares su recuerdo.

4 “Al Señor vuestro Dios no lo adoraréis de esa manera.

5 Entre vuestras tribus, el Señor escogerá un lugar como residencia de su nombre, y a ese lugar podréis ir a adorarle.

6 Allí sacrificaréis y quemaréis animales en su honor, y le llevaréis vuestros diezmos, contribuciones, promesas y ofrendas voluntarias, así como las primeras crías de vuestras vacas y ovejas.

7 Comeréis allí, delante del Señor vuestro Dios, y en compañía de vuestras familias os alegraréis del fruto de vuestro trabajo con que el Señor vuestro Dios os haya bendecido.

8 “Allí no haréis lo que ahora hacemos aquí, donde cada uno hace lo que mejor le parece.

9 Realmente todavía no habéis llegado al lugar tranquilo que el Señor vuestro Dios os va a dar en posesión.

10 Pero una vez que hayáis cruzado el Jordán y viváis en el país que él os va a entregar, y ya estéis libres de todos los enemigos que os rodean, y sin ningún temor,

11 entonces, en el lugar que el Señor vuestro Dios escoja como residencia de su nombre, le ofreceréis todo lo que os he ordenado: animales sacrificados y quemados en su honor, diezmos, contribuciones y todo lo más escogido de las promesas que hayáis hecho al Señor.

12 Y haréis fiesta en presencia del Señor vuestro Dios, junto con vuestros hijos, vuestros siervos y los levitas que vivan entre vosotros, ya que ellos no han recibido entre vosotros ninguna tierra en propiedad.

13 “Cuidaos de no quemar animales al Señor en cualquier lugar que encontréis;

14 únicamente podréis hacerlo en el lugar que el Señor vuestro Dios escoja en una de vuestras tribus. Allí cumpliréis todo lo que os he ordenado.

15 “Sin embargo, podréis matar y comer carne en vuestras poblaciones en cualquier momento, según los bienes que el Señor vuestro Dios os haya dado. La podréis comer todos, estéis o no ritualmente puros, como si fuera carne de gacela o de ciervo.

16 Pero la sangre no la comeréis, sino que la derramaréis en la tierra como agua.

17 “No comeréis dentro de vuestra ciudad el diezmo de vuestro trigo, de vuestro vino o de vuestro aceite, ni las primeras crías de vuestras vacas y ovejas, ni nada de lo que hayáis prometido al Señor, ni de vuestras ofrendas voluntarias.

18 Solo podréis hacerlo delante del Señor vuestro Dios, en el lugar que él escoja; allí, en presencia del Señor vuestro Dios, y en compañía de vuestros hijos, vuestros criados y los levitas que vivan entre vosotros, os alegraréis del fruto de vuestro trabajo.

19 Mientras viváis en el país, no abandonéis jamás a los levitas.

20 “Cuando el Señor vuestro Dios haya ensanchado vuestro territorio, tal como os lo ha prometido, si os apetece comer carne, podréis comerla en cualquier momento.

21 Si el lugar que el Señor vuestro Dios escogió para poner su nombre está lejos de donde vosotros vivís, podréis matar de las vacas y ovejas que el Señor os haya dado y comer todo lo que queráis allí donde habitéis, tal como os lo he ordenado.

22 Igual que si se tratara de carne de gacela o de ciervo, todos podréis comerla, estéis o no ritualmente puros.

23 Pero de ninguna manera comeréis la sangre, porque la sangre es la vida y no debéis comer la vida junto con la carne.

24 Lo que debéis hacer es derramarla en la tierra como agua.

25 No la comáis, y os irá bien a vosotros y a vuestros hijos por hacer lo recto a los ojos del Señor.

26 En cuanto a las cosas que hayáis dedicado como ofrenda y las promesas que hayáis hecho, las presentaréis en el lugar que el Señor escoja,

27 y allí, sobre el altar del Señor vuestro Dios, ofreceréis vuestros holocaustos. La sangre de los animales que ofrezcáis la derramaréis sobre el altar del Señor vuestro Dios, pero la carne podréis comerla.

28 “Escuchad y cumplid todo lo que os he ordenado, para que a vosotros y a vuestros hijos os vaya siempre bien por hacer lo que es agradable y recto a los ojos del Señor vuestro Dios.

Advertencias contra la idolatría

29-30 “Cuando el Señor vuestro Dios haya destruido las naciones que vais a conquistar y después de destruidas ocupéis su territorio y viváis en él, tened cuidado de no seguir su ejemplo ni recurrir a sus dioses con la idea de rendirles culto también.

31 No le hagáis eso al Señor vuestro Dios, porque todas las cosas despreciables que el Señor no soporta son las que esas naciones cometen para honrar a sus dioses, llegando al extremo de sacrificar a sus propios hijos en el fuego.

32 “Poned siempre en práctica todo lo que os he ordenado, sin añadir ni quitar nada.

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