21 “No comáis ningún animal muerto de sí mismo, pues vosotros sois un pueblo consagrado al Señor vuestro Dios; pero podéis dárselo al extranjero que viva en vuestros ciudades. Él sí puede comerlo. Y también podéis vendérselo al extranjero que esté de paso.“No cocinéis el cabrito en la leche de su madre.