3 Al extranjero le podrás exigir que te pague el préstamo que le hiciste, pero a tu compatriota deberás perdonarle lo que haya recibido de ti.
4 De esta manera no habrá pobres entre vosotros, pues el Señor tu Dios te bendecirá en el país que él te va a dar como herencia,
5 siempre y cuando le obedezcas y pongas en práctica todos estos mandamientos que yo te he dado hoy.
6 Sí, el Señor tu Dios te bendecirá, tal como te lo ha prometido; y tendrás para prestar a muchas naciones, pero tú no tendrás que pedir prestado. Dominarás a muchas naciones, pero ellas no te dominarán a ti.
7 “Si hay algún pobre entre tus compatriotas en alguna de las ciudades del país que el Señor tu Dios te da, no seas inhumano ni niegues tu ayuda a ese compatriota necesitado;
8 al contrario, sé generoso con él y préstale lo que necesite.
9 No des lugar en tu mente a este malvado pensamiento: ‘Ya está cerca el año séptimo, el año en que se perdonan las deudas’, y entonces pongas mala cara a tu compatriota que se halla en la pobreza, y no le prestes nada; porque él clamará contra ti al Señor, y tal acción se te contará como pecado.