4 El homicida podrá huir allí y salvar su vida, si demuestra que lo hizo sin intención y sin que hubiera enemistad entre ellos.
5 Por ejemplo, si alguien va con su compañero al bosque a cortar leña y, al dar el hachazo, se le escapa el hacha del mango y alcanza a su compañero y lo mata, podrá huir a una de esas ciudades, y de esta manera salvará su vida.
6 De lo contrario, si, siendo largo el camino, un pariente cercano del muerto, que quiera vengarlo, persigue con rabia al homicida, puede alcanzarle y matarle, cuando en realidad no merecía la muerte puesto que nunca antes habían sido enemigos.
7 Por eso os mando que apartéis tres ciudades;
8 y cuando el Señor vuestro Dios ensanche vuestro territorio y os dé toda la tierra, tal como lo prometió a vuestros antepasados,
9 entonces añadiréis otras tres ciudades de refugio a las tres que ya teníais (siempre y cuando pongáis en práctica estos mandamientos que hoy os doy, o sea, que améis al Señor vuestro Dios y sigáis siempre sus caminos).
10 De esta manera no se derramará sangre inocente dentro de este país que el Señor vuestro Dios os da en propiedad, ni caerá sobre vosotros la responsabilidad de ninguna muerte.