16 “Cuando ya no quedaba vivo ninguno de aquellos hombres de guerra,
17 el Señor me habló y me dijo:
18 ‘Hoy mismo pasarás la frontera de Moab y te dirigirás a Ar,
19 pero cuando te encuentres con los amonitas, que son también descendientes de Lot, no los molestes ni los ataques, pues no voy a darte ninguna parte de su territorio, ya que se lo he dado a ellos en propiedad.’
20 (También este país era tenido por tierra de refaítas, porque antiguamente habían vivido allí los refaítas, a quienes los amonitas llamaban zamzumitas;
21 se trataba de un pueblo grande y numeroso, y de gente alta como los descendientes del gigante Anac, pero el Señor los destruyó por mano de los amonitas, los cuales se quedaron a vivir para siempre en el país.
22 Este caso es semejante al de los descendientes de Esaú, que habitaban en Seír y que exterminaron a los horeos para quedarse a vivir allí.