4 porque cuando pasasteis por su territorio después de haber salido de Egipto, ellos no os ofrecieron agua ni alimentos; además pagaron a Balaam, hijo de Beor, que venía de Petor de Mesopotamia, para que pronunciara una maldición contra vosotros.
5 Pero el Señor vuestro Dios no escuchó a Balaam, sino que convirtió su maldición en una bendición para vosotros, porque os ama.
6 No busquéis, pues, ni la paz ni el bienestar de ellos en todos los días de vuestra vida.
7 “Ahora bien, no debéis despreciar a los edomitas, porque son parientes vuestros; ni tampoco a los egipcios, porque vosotros vivisteis en su país;
8 la tercera generación de sus descendientes podrá entrar a formar parte de la congregación del Señor.
9 “Cuando estéis en guerra contra vuestros enemigos y hagáis vida de campaña, procurad no cometer ningún acto indecente.
10 Si alguno de vosotros se encuentra en estado de impureza por haber tenido un derrame durante el sueño, deberá salir del campamento y no entrar en él en todo el día.