2 No añadáis ni quitéis nada a lo que yo os ordeno; cumplid los mandamientos del Señor vuestro Dios, que yo os ordeno.
3 Vosotros mismos habéis visto lo que el Señor hizo en Baal-peor, y cómo exterminó de entre vosotros a todos los que adoraron al dios de aquel lugar;
4 pero todos vosotros, los que os mantuvisteis fieles al Señor vuestro Dios, todavía estáis vivos.
5 Yo os he enseñado las leyes y los decretos que el Señor mi Dios me ordenó, para que los pongáis en práctica en el país que vais a ocupar.
6 Cumplidlos y practicadlos, porque de esta manera los pueblos reconocerán que en vosotros hay sabiduría y entendimiento, ya que cuando conozcan estas leyes no podrán menos que decir: ‘¡Qué sabia y entendida es esta gran nación!’
7 Porque, ¿qué nación hay tan grande que tenga los dioses tan cerca de ella, como tenemos nosotros al Señor nuestro Dios cada vez que lo invocamos?
8 ¿Y qué nación hay tan grande que tenga leyes y decretos tan justos como toda esta enseñanza que yo os presento hoy?