11 Pasados aquellos cuarenta días y cuarenta noches, el Señor me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto,
12 y me dijo: ‘Anda, baja pronto de ahí, porque el pueblo que sacaste de Egipto se ha descarriado. Muy pronto han dejado de cumplir lo que yo les ordené, y se han hecho un ídolo de metal fundido.’
13 “El Señor también me dijo: ‘Ya he visto que este pueblo es muy terco.
14 Quítate de mi camino, que voy a destruirlos y a borrar de la tierra su memoria; pero de ti haré una nación más fuerte y numerosa que ellos.’
15 “Cuando bajé del monte, que estaba ardiendo, traía en mis manos las dos tablas del pacto.
16 Pero al ver que habíais pecado contra el Señor, y que os habíais hecho un becerro de metal fundido, abandonando así el camino que el Señor os había ordenado seguir,
17 arrojé de mis manos las dos tablas que traía y las hice pedazos delante de vosotros.