1-2 El día diez del mes, que es el día de año nuevo, el Señor puso su mano sobre mí, y en una visión me trasladó a la tierra de Israel. Ya iban a cumplirse veinticinco años desde que fuimos llevados a Babilonia y catorce desde la caída de Jerusalén.En tierra de Israel, el Señor me puso sobre un monte muy alto; y desde allí vi, hacia el sur, un grupo de edificios que parecía una ciudad.