18 “En tiempos de Ezequías, rey de Judá, Miqueas de Moréset habló en nombre del Señor a todo el pueblo de Judá, diciéndole:‘El Señor todopoderoso dice:Sión quedará convertida en un campo arado,Jerusalén quedará hecha un montón de ruinasy la colina del templo se llenará de maleza.’
19 “¿Acaso el rey Ezequías y todo el pueblo de Judá mataron a Miqueas? Todo lo contrario: el rey sintió temor del Señor y le pidió que tuviera compasión de ellos. Entonces el Señor no envió contra ellos la calamidad que les había anunciado. ¿Y vamos nosotros a cargar con la responsabilidad de un crimen tan grande?”
20 También el profeta Urías, hijo de Semaías, de la ciudad de Quiriat-jearim, habló en nombre del Señor contra esta ciudad y contra el país, del mismo modo que Jeremías.
21 El rey Joaquim, sus funcionarios y sus jefes oyeron lo que él dijo, y el rey quiso hacerlo matar. Pero cuando Urías se enteró, tuvo miedo y huyó a Egipto.
22 El rey Joaquim envió a Egipto a Elnatán, hijo de Acbor, y a otros hombres,
23 los cuales trajeron de Egipto a Urías y lo entregaron al rey Joaquim, quien mandó que lo mataran y arrojaran su cadáver a la fosa común.
24 Ahicam, hijo de Safán, habló en favor de Jeremías, y esto hizo que no lo entregaran al pueblo para que lo matasen.