13 Entonces Nebuzaradán, junto con Nebusazbán y Nergal-sarézer, dos altos funcionarios de la corte, y todos los demás oficiales del rey de Babilonia,
14 mandaron sacar a Jeremías del patio de la guardia y lo pusieron bajo el cuidado de Guedalías, hijo de Ahicam y nieto de Safán, para que lo llevaran a su casa. Así pues, Jeremías se quedó a vivir entre el pueblo.
15 Estando todavía preso Jeremías en el patio de la guardia, el Señor se dirigió a él y le dijo:
16 “Ve y dile a Ébed-mélec, el etíope: ‘El Señor todopoderoso, el Dios de Israel, dice: Voy a cumplir lo que he anunciado a esta ciudad, para su mal y no para su bien. Cuando esto suceda, tú estarás presente.
17 Pero yo te protegeré, para que no caigas en poder de esa gente a la que temes. Yo, el Señor, lo afirmo.
18 Yo te libraré de que te maten. Podrás escapar con vida porque confiaste en mí. Yo, el Señor, lo afirmo.’ ”