7 Sin hacer caso de la orden del Señor, todos ellos se fueron a Egipto y llegaron hasta la ciudad de Tafnes.
8 En Tafnes, el Señor se dirigió a Jeremías y le dijo:
9 “Toma unas piedras grandes y, a la vista de la gente de Judá, entiérralas en el suelo de barro de la terraza, frente a la entrada del palacio real de la ciudad.
10 Y diles: ‘El Señor todopoderoso, Dios de Israel, dice: Voy a hacer venir a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y voy a poner su trono y su tienda real encima de estas piedras que he enterrado aquí.
11 Él vendrá y destruirá el país de Egipto. Los que están destinados a morir, morirán; los que están destinados a ir al destierro, irán al destierro; y los que están destinados a morir en la guerra, morirán en la guerra.
12 Prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto, y a sus dioses les prenderá fuego o se los llevará como si fueran prisioneros. Limpiará el país de Egipto como un pastor que limpia de piojos su ropa, y luego se irá sin que nadie se lo impida.
13 Destruirá los obeliscos de Heliópolis, en Egipto, y prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto.’ ”