10 (¡Maldito el que no haga con gusto el trabajo que el Señor encarga! ¡Maldito el que se niegue a tomar parte en la matanza!)
11 Moab siempre ha vivido en paz, nunca ha tenido que ir al destierro. Es como el vino que se deja asentar, que no se pasa de una vasija a otra y por eso nunca pierde su sabor ni su aroma.
12 Pero el Señor afirma: “Va a llegar el día en que yo enviaré gente que vierta ese vino en otras vasijas y que haga pedazos las vasijas vacías.
13 Entonces Moab se sentirá defraudado por su dios Quemós, así como Israel se sintió defraudado por Betel, en quien tenía puesta su confianza.
14 “Que no diga Moab: ‘Somos valientes,guerreros poderosos.’
15 Ya llega el destructor de Moab y sus ciudades;lo mejor de su juventud morirá.Lo afirma el Rey, cuyo nombre es el Señor todopoderoso.
16 El desastre de Moab se acerca;su desgracia está a punto de llegar.