34-35 Dice Jerusalén, la ciudad de Sión:“Nabucodonosor, el rey de Babilonia,me hizo pedazos y me devoró;me dejó como un plato vacío.Como un monstruo del mar, me tragó;se hartó con lo que más le gustaba de mí,y tiró el resto.¡Que pague Babilonia por la violencia que me hizo!¡Que paguen los caldeos por la gente que me mataron!”
36 El Señor dice:“Yo te voy a hacer justicia,me voy a vengar de tus enemigos.Voy a dejar completamente secosel río y los manantiales de Babilonia,
37 que quedará convertida en un montón de ruinas,en guarida de chacales,en un lugar inhabitableque a todos causará espanto y horror.
38 Todos ellos rugirán como leonesy gruñirán como cachorros.
39 Cuando ardan de calor, yo les servirébebidas que los embriagueny les hagan perder el sentido.Así caerán en un sueño eternodel que no despertarán.Yo, el Señor, lo afirmo.
40 Luego los llevaré al matadero,como se lleva a los corderos, a los chivos y a los carneros.”
41 ¡Babilonia, la ciudad famosa en todo el mundo,ha caído, ha sido conquistada!¡Cómo se espantan las naciones al verla!