7 Sansón le respondió:–Si me atan con siete cuerdas de arco que todavía no estén secas, perderé mi fuerza y seré un hombre común y corriente.
8 Los jefes de los filisteos llevaron a Dalila siete cuerdas de arco nuevas, y con ellas Dalila ató a Sansón.
9 Y como ya antes había escondido a unos hombres en su cuarto, gritó:–¡Sansón, te atacan los filisteos!Entonces Sansón rompió las cuerdas como si fueran un cordón quemado. Y los filisteos no pudieron averiguar de dónde le venía su fuerza.
10 Dalila le dijo:–¡Me engañaste! ¡Me has estado mintiendo! Pero ahora sí, por favor, dime qué hay que hacer para atarte.
11 Sansón le respondió:–Si me atan con sogas nuevas que nunca se hayan usado, perderé mi fuerza y seré un hombre común y corriente.
12 Entonces Dalila tomó unas sogas nuevas, lo ató con ellas y gritó:–¡Sansón, te atacan los filisteos!También esta vez ella había escondido unos hombres en su cuarto; pero Sansón rompió las sogas como si fueran hilos delgados.
13 Dalila dijo a Sansón:–¡Todavía me sigues engañando! ¡Todavía me estás mintiendo! ¡Dime qué hay que hacer para atarte!Y Sansón le contestó:–Lo que tienes que hacer es entretejer siete trenzas de mi cabello con la tela del telar, y clavar bien la estaca en el suelo. Así yo perderé mi fuerza y seré un hombre común y corriente.Entonces Dalila hizo dormir a Sansón, y tomando las siete trenzas de su cabello las entretejió con la tela del telar,