16 Mientras tanto, Barac persiguió a los soldados y los carros hasta Haróset-goím. Aquel día no quedó con vida ni un solo soldado del ejército de Sísara: todos murieron.
17 Como Jabín, el rey de Hasor, estaba en paz con la familia de Héber el quenita, Sísara llegó a pie, en su huida, hasta la tienda de Jael, la esposa de Héber,
18 la cual salió a recibirle y le dijo:–Por aquí, mi señor, por aquí. No tengas miedo.Sísara entró, y Jael lo escondió tapándolo con una manta;
19 entonces Sísara le pidió agua, pues tenía mucha sed. Jael destapó el odre donde guardaba la leche y le dio de beber; después volvió a taparlo.
20 Sísara le dijo:–Quédate a la entrada de la tienda, y si alguno viene y te pregunta si hay alguien aquí dentro, dile que no.
21 Pero Sísara estaba tan cansado que se quedó profundamente dormido. Entonces Jael tomó un martillo y una estaca de las que usaban para sujetar la tienda de campaña, y acercándose sin hacer ruido hasta donde estaba Sísara, le clavó la estaca en la sien, contra la tierra. Así murió Sísara.
22 Y cuando Barac llegó en busca de Sísara, Jael salió a recibirle y le dijo:–Ven, que te voy a mostrar al que andas buscando.Barac entró en la tienda y encontró a Sísara tendido en el suelo, ya muerto y con la estaca clavada en la cabeza.