2 ¡Llora, oh pino,porque cayó el cedro,porque aquellos árboles hermososhan quedado destruidos!¡Gemid, encinas de Basán,porque el bosque espeso ha sido derribado!
3 Lloran a gritos los pastores,porque la hermosura de los pastosha quedado destruida.Se oye el rugido del león,porque la espesura del Jordánha quedado destruida.
4 Esto me dijo el Señor mi Dios: “Cuida las ovejas destinadas al matadero.
5 Los compradores las matan sin sentirse culpables, y los vendedores dicen: ‘¡Gracias al Señor, ya soy rico!’ Ni siquiera sus propios pastores tienen compasión de ellas.
6 Pues, del mismo modo, tampoco yo volveré a tener compasión de la gente que vive en este país, sino que voy a entregar a cada uno en manos de su prójimo y en manos de su rey. Estos destruirán el país, y yo no salvaré de sus manos a nadie. Yo, el Señor, lo afirmo.”
7 Entonces me puse a cuidar las ovejas destinadas al matadero. Lo hice por cuenta de los tratantes. Y me conseguí dos bastones: al uno lo llamé “Bienestar” y al otro “Unión”.
8 Y en un solo mes despedí a tres pastores que habían agotado mi paciencia y que me odiaban.