18 ¡Comeréis carne de reyes, de jefes militares y de hombres valientes; carne de caballos y de sus jinetes; carne de toda clase de gentes: libres y esclavos, pequeños y grandes!”
19 Vi al monstruo y a los reyes del mundo que se habían reunido con sus ejércitos para luchar contra el que montaba aquel caballo y contra su ejército.
20 El monstruo fue apresado, junto con el falso profeta que había hecho señales milagrosas en su presencia. Con esas señales, el falso profeta había engañado a los que se dejaron poner la marca del monstruo y adoraron su imagen. Entonces el monstruo y el falso profeta fueron arrojados vivos al lago de fuego, donde arde el azufre.
21 Los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca de aquel que montaba al caballo, y con sus carnes se hartaron todas las aves de rapiña.