24 La ley, como el esclavo que vigila a los niños, nos acompañó hasta la venida de Cristo, para que por la fe alcanzásemos la justicia.
25 Pero ahora que ha llegado la fe ya no estamos a cargo de aquel esclavo que era la ley.
26 Porque por la fe en Cristo Jesús sois todos vosotros hijos de Dios,
27 y por el bautismo habéis sido unidos a Cristo y habéis sido revestidos de él.
28 Ya no tiene importancia el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos sois uno solo.
29 Y si sois de Cristo, también sois descendientes de Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo.