1 Después de esto escogió también el Señor a otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde tenía que ir.
2 Les dijo: “Ciertamente la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedidle al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla.
3 Andad y ved que os envío como a corderos en medio de lobos.
4 No llevéis bolsa ni monedero ni sandalias, y no os detengáis a saludar a nadie en el camino.
5 Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: ‘Paz a esta casa.’
6 Si en ella hay gente de paz, vuestro deseo de paz se cumplirá; si no, no se cumplirá.
7 Y quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, pues el obrero tiene derecho a su salario. No andéis de casa en casa.