24 “Cuando un espíritu impuro sale de un hombre, anda por lugares desiertos en busca de descanso; pero, no encontrándolo, piensa: ‘Regresaré a mi casa, de donde salí.’
25 Al llegar, encuentra la casa barrida y arreglada.
26 Entonces va y reúne otros siete espíritus peores que él y todos juntos se meten a vivir en aquel hombre, que al final queda peor que al principio.”
27 Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer gritó de en medio de la gente:–¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te crió!
28 Él contestó:–¡Dichosos más bien los que escuchan el mensaje de Dios y le obedecen!
29 La multitud seguía juntándose alrededor de Jesús, y él comenzó a decirles:–La gente de este tiempo es malvada. Pide una señal milagrosa, pero no se le dará otra señal que la de Jonás.
30 Porque así como Jonás fue señal para la gente de Nínive, así también el Hijo del hombre será señal para la gente de este tiempo.