5 También les dijo Jesús:–Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes,
6 porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que ofrecerle.’
7 Sin duda, aquel le contestará desde dentro: ‘¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.’
8 Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite.
9 Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá.
10 Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre.
11 “¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado?