27 Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús entraban para cumplir con lo dispuesto por la ley,
28 Simeón lo tomó en brazos, y alabó a Dios diciendo:
29 “Ahora, Señor, tu promesa está cumplida:ya puedes dejar que tu siervo muera en paz.
30 Porque he visto la salvación
31 que has comenzado a realizarante los ojos de todas las naciones,
32 la luz que alumbrará a los paganosy que será la honra de tu pueblo Israel.”
33 El padre y la madre de Jesús estaban admirados de lo que Simeón decía acerca del niño.