49 Los que estaban con Jesús, al ver lo que pasaba, le preguntaron:–Señor, ¿atacamos con espada?
50 Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote cortándole la oreja derecha.
51 Jesús dijo:–Dejadlo. Ya basta.Y tocando la oreja al criado, se la curó.
52 Luego dijo a los jefes de los sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían ido a apresarle:–¿Por qué venís con espadas y palos como si yo fuera un bandido?
53 Todos los días he estado con vosotros en el templo, y ni siquiera me tocasteis. Pero esta es vuestra hora, la del poder de las tinieblas.
54 Arrestaron entonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro le seguía de lejos.
55 Allí, en medio del patio, habían hecho fuego, y se sentaron alrededor. Pedro también se sentó entre ellos.