2 Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes. Por aquel tiempo habló Dios en el desierto a Juan, el hijo de Zacarías,
3 y Juan pasó por toda la región del río Jordán diciendo a la gente que debían convertirse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados.
4 Esto sucedió como el profeta Isaías había escrito:“Se oye la voz de alguienque grita en el desierto:‘¡Preparad el camino del Señor;abridle un camino recto!
5 Todo valle será rellenado,todo monte y colina será nivelado,los caminos torcidos serán enderezadosy allanados los caminos escabrosos.
6 Todo el mundo verá la salvación que Dios envía.’ ”
7 Y decía Juan a la gente que acudía a él para recibir el bautismo: “¡Raza de víboras!, ¿quién os ha dicho que vais a libraros del terrible castigo que se acerca?
8 Demostrad con vuestros actos que os habéis convertido a Dios y no os digáis a vosotros mismos: ‘Nosotros somos descendientes de Abraham’, porque os aseguro que incluso de estas piedras puede Dios sacar descendientes a Abraham.