37 “No juzguéis a nadie y Dios no os juzgará a vosotros. No condenéis a nadie y Dios no os condenará. Perdonad y Dios os perdonará.
38 Dad a otros y Dios os dará a vosotros: llenará vuestra bolsa con una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Dios os medirá con la misma medida con que vosotros midáis a los demás.”
39 Jesús les puso esta comparación: “¿Acaso puede un ciego servir de guía a otro ciego? ¿No caerán los dos en algún hoyo?
40 El discípulo no es más que su maestro: solo cuando termine su aprendizaje llegará a ser como su maestro.
41 “¿Por qué miras la paja que tiene tu hermano en el ojo y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo?
42 Y si no te das cuenta del tronco que tienes en tu ojo, ¿cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la paja que tienes en el ojo’? ¡Hipócrita!, saca primero el tronco de tu ojo y así podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
43 “No hay árbol bueno que dé mal fruto ni árbol malo que dé fruto bueno.