44 Cada árbol se conoce por su fruto: no se recogen higos de los espinos ni se vendimian uvas de las zarzas.
45 El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que rebosa su corazón, habla su boca.
46 “¿Por qué me llamáis ‘Señor, Señor’ y no hacéis lo que yo os digo?
47 Voy a deciros a quién se parece aquel que viene a mí, y me oye y hace lo que digo:
48 se parece a un hombre que para construir una casa cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando creció el río, el agua dio con fuerza contra la casa, pero no pudo moverla porque estaba bien construida.
49 Pero el que me oye y no hace lo que yo digo se parece a un hombre que construyó su casa sobre la tierra, sin cimientos; y cuando el río creció y dio con fuerza contra ella, se derrumbó y quedó completamente destruida.”