17 La gente comió hasta quedar satisfecha, y todavía llenaron doce canastas con los trozos que sobraron.
18 Un día estaba Jesús orando, él solo. Luego sus discípulos se le reunieron, y él les preguntó:–¿Quién dice la gente que soy yo?
19 Ellos contestaron:–Unos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías, y otros, que uno de los antiguos profetas, que ha resucitado.
20 –Y vosotros, ¿quién decís que soy? –les preguntó.Pedro le respondió:–El Mesías de Dios.
21 Pero Jesús les encargó mucho que no se lo dijeran a nadie.
22 Les decía Jesús:–El Hijo del hombre tendrá que sufrir mucho, y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará.
23 Después dijo a todos:–El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame.