45 Pero ellos no entendían estas palabras, pues Dios no les había permitido entenderlo. Además tenían miedo de pedirle a Jesús que se las explicase.
46 Por aquel entonces, los discípulos se pusieron a discutir quién de ellos sería el más importante.
47 Jesús, al darse cuenta de lo que estaban pensando, tomó a un niño, lo puso junto a él
48 y les dijo:–El que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me envió. Por eso, el más insignificante entre todos vosotros, ese será el más importante.
49 Juan le dijo:–Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, pero como no es de los nuestros se lo hemos prohibido.
50 Jesús le contestó:–No se lo prohibáis, porque el que no está contra nosotros está a nuestro favor.
51 Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén.