Mateo 11 DHHED

1 Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y anunciar el mensaje en los pueblos de aquella región.

VI. ACTIVIDAD PÚBLICA DE JESÚS (11.2–12.50)

Los enviados de Juan el Bautista

2 Juan, en la cárcel, oyó hablar de lo que Cristo estaba haciendo, y envió algunos de sus seguidores

3 a preguntarle si él era quien había de venir o si debían esperar a otro.

4 Jesús les contestó: “Id y contadle a Juan lo que estáis viendo y oyendo:

5 los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia.

6 ¡Y dichoso aquel que no pierde su confianza en mí!”

7 Cuando se fueron, Jesús comenzó a hablar a la gente acerca de Juan, diciendo: “¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?

8 Y si no, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre lujosamente vestido? Los que se visten lujosamente están en las casas de los reyes.

9 En fin, ¿a qué salisteis? ¿A ver a un profeta? Sí, verdaderamente, y a uno que es mucho más que profeta.

10 Juan es aquel de quien dice la Escritura:‘Yo envío mi mensajero delante de tipara que te prepare el camino.’

11 Os aseguro que, entre todos los hombres, ninguno ha sido más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.

12 “Desde que vino Juan el Bautista hasta ahora, al reino de los cielos se le hace violencia, y los violentos pretenden acabar con él.

13 Todos los profetas y la ley de Moisés anunciaron el reino hasta que vino Juan.

14 Y, si queréis creerlo, Juan es el profeta Elías, que había de volver.

15 Los que tienen oídos, oigan.

16 “¿A qué compararé la gente de este tiempo? Es comparable a los niños que se sientan a jugar en las plazas y gritan a sus compañeros:

17 ‘Tocamos la flauta, y no bailasteis; cantamos canciones tristes, y no llorasteis.’

18 Porque vino Juan, que ni come ni bebe, y dicen que tiene un demonio.

19 Luego ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen que es glotón y bebedor, amigo de gente de mala fama y de los que cobran impuestos para Roma. Pero la sabiduría de Dios se demuestra por sus resultados.”

Reproches contra las ciudades incrédulas

20 Entonces comenzó Jesús a reprender a los pueblos donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque la gente no se había convertido a Dios. Decía Jesús:

21 “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho entre vosotras, ya hace tiempo que su gente se habría convertido a Dios, cubierta de ropas ásperas y de ceniza.

22 Por eso os digo que, en el día del juicio, vuestro castigo será más duro que el de la gente de Tiro y Sidón.

23 Y tú, Cafarnaún, ¿crees que van a levantarte hasta el cielo? ¿Hasta lo más hondo del abismo serás arrojada! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, esa ciudad habría permanecido hasta el día de hoy.

24 Por eso te digo que, en el día del juicio, tu castigo será más duro que el de los habitantes de la región de Sodoma.”

Sólo el Hijo sabe quién es el Padre

25 Por aquel tiempo, Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos.

26 Sí, Padre, porque así lo has querido.”

27 “Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer.

28 Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar.

29 Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso.

30 Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.”

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