21 Y las naciones pondrán en él su esperanza.”
22 Llevaron a Jesús un hombre endemoniado, que estaba ciego y mudo, y Jesús le devolvió la vista y el habla.
23 Todos se preguntaban asombrados:–¿Será este el Hijo de David?
24 Al oirlo, los fariseos dijeron:–Beelzebú, el jefe de los demonios, es quien ha dado a este hombre el poder de expulsarlos.
25 Jesús, que sabía lo que estaban pensando, les dijo: “Toda nación dividida en bandos enemigos se destruye a sí misma, y una ciudad o una casa dividida en bandos no puede mantenerse.
26 Por lo tanto, si Satanás expulsa a Satanás, contra sí mismo se ha dividido. ¿Cómo, pues, mantendrá su poder?
27 Vosotros decís que yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú; pero si es así, ¿quién da a vuestros seguidores el poder para expulsarlos? Por eso, ellos mismos demuestran que estáis equivocados.