5 Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.
6 “A cualquiera que haga caer en pecado a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría ser arrojado al fondo del mar con una piedra de molino atada al cuello.
7 ¡Ay del mundo a causa de las incitaciones al pecado! Cierto es que siempre las habrá, pero ¡ay del hombre que haga pecar a los demás!
8 “Por eso, si tu mano o tu pie te hacen caer en pecado, córtalos y échalos lejos de ti; mejor te es entrar en la vida manco o cojo, que con tus dos manos y tus dos pies ser arrojado al fuego eterno.
9 Y si tu ojo te hace caer en pecado, sácalo y échalo lejos de ti; mejor te es entrar en la vida con un solo ojo, que con tus dos ojos ser arrojado al fuego del infierno.
10 “No despreciéis a ninguno de estos pequeños. Pues os digo que sus ángeles en el cielo contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.