17 el que esté en la azotea de su casa, que no baje a sacar nada;
18 y el que esté en el campo, que no regrese ni siquiera a recoger su ropa.
19 ¡Pobres de las mujeres que en aquellos días estén embarazadas o tengan niños de pecho!
20 Pedid a Dios que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado,
21 porque habrá entonces un sufrimiento tan grande como nunca lo ha habido desde el principio del mundo ni lo habrá después.
22 Y si Dios no acortara aquel tiempo, nadie se salvaría. Pero lo acortará por amor a los que ha escogido.
23 “Si alguno os dice entonces: ‘Mirad, aquí está el Mesías’ o ‘Mirad, allí está’, no lo creáis.