4 Pero como Jesús sabía lo que estaban pensando, les preguntó:–¿Por qué tenéis tan malos pensamientos?
5 ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados quedan perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’?
6 Pues voy a demostraros que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados.Entonces dijo al paralítico:–Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
7 El paralítico se levantó y se fue a su casa.
8 Al ver esto, la gente tuvo miedo y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres.
9 Al salir Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo:–Sígueme.Mateo se levantó y le siguió.
10 Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos cobradores de impuestos, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también a la mesa con Jesús y sus discípulos.