32 “El rey Demetrio saluda a su venerable pariente Lástenes.
33 Puesto que el pueblo judío ha sido amigo mío, y ha cumplido sus obligaciones para conmigo y ha mostrado sus buenas disposiciones hacia mí, he decidido concederles diversos favores.
34 Les confirmo los derechos sobre el territorio de Judea y sobre los distritos de Efraín, Lida y Ramataim, que quedaron separados de Samaria y fueron anexados a Judea, lo mismo que todos los territorios que les pertenecen. A todos los israelitas que van a ofrecer sacrificios en Jerusalén, les perdono los impuestos que el rey acostumbraba cobrarles anteriormente cada año sobre los productos de los campos y de los árboles frutales.
35 De ahora en adelante, les perdono todos los otros impuestos, diezmos y tributos que me correspondían, el impuesto sobre la sal y el impuesto de oro para el rey. Todo se lo perdono.
36 De ahora en adelante, ninguna de esas concesiones podrá ser anulada jamás.
37 Procura que se haga una copia de este documento y se le entregue a Jonatán, para que él la coloque en el monte santo, en lugar visible.”»
38 Al ver el rey Demetrio que el país estaba tranquilo y que nadie le oponía resistencia, licenció a todas sus tropas, dejando que cada uno regresara a su tierra, con excepción de las tropas de mercenarios que había reclutado de diversos países marítimos extranjeros. Con esto, se indispusieron contra él las tropas que habían sido reclutadas por sus antepasados.