5 Ahora, pues, yo te confirmo todas las exenciones y todos los demás privilegios que los reyes mis predecesores te concedieron.
6 Te permito acuñar moneda propia para que circule legalmente en el país.
7 Jerusalén y el templo serán libres. Todas las armas que has conseguido y las fortalezas que has construido y que están en tu poder, seguirán siendo tuyas.
8 Desde ahora y para siempre quedan canceladas todas las deudas que tengas con el tesoro real y las que puedas tener en el futuro.
9 Cuando haya reconquistado mi reino, te concederé grandes honores a ti, a tu pueblo y al templo, de manera que ustedes sean famosos en toda la tierra.»
10 En el año ciento setenta y cuatro, Antíoco llegó a su patria, y todas las tropas se le unieron, de manera que muy pocos se quedaron con Trifón.
11 Antíoco lo persiguió, y Trifón tuvo que refugiarse en el puerto de Dor.