22 ¡Nosotros no obedeceremos las órdenes del rey, ni nos apartaremos de nuestra religión en lo más mínimo!
23 Apenas había terminado Matatías de decir estas palabras, un judío se adelantó, a la vista de todos, para ofrecer un sacrificio sobre el altar pagano que había en Modín, tal como el rey lo había ordenado.
24 Al verlo, Matatías se llenó de indignación, se estremeció interiormente y, lleno de justa ira, corrió y mató a aquel judío sobre el mismo altar;
25 mató también al funcionario del rey que obligaba a los judíos a ofrecer esos sacrificios, y destruyó el altar.
26 Estaba lleno de celo por la ley, como Finees contra Zimrí, hijo de Salú.
27 En seguida gritó Matatías a voz en cuello en la ciudad: «¡Todo el que tenga celo por la ley y quiera ser fiel a la alianza de Dios, que me siga!»
28 Y él y sus hijos huyeron a las montañas, dejando en la ciudad todo lo que tenían.