25 mató también al funcionario del rey que obligaba a los judíos a ofrecer esos sacrificios, y destruyó el altar.
26 Estaba lleno de celo por la ley, como Finees contra Zimrí, hijo de Salú.
27 En seguida gritó Matatías a voz en cuello en la ciudad: «¡Todo el que tenga celo por la ley y quiera ser fiel a la alianza de Dios, que me siga!»
28 Y él y sus hijos huyeron a las montañas, dejando en la ciudad todo lo que tenían.
29 Por esa época, muchos que querían llevar una vida recta de acuerdo con la ley, se iban a vivir al desierto
30 con sus hijos, sus mujeres y sus animales, pues la situación se había hecho intolerable.
31 Entonces se informó a los funcionarios del rey y a las fuerzas militares estacionadas en Jerusalén, la Ciudad de David, que los que habían desobedecido las órdenes del rey se habían ido a esconder en el desierto,