28 Y él y sus hijos huyeron a las montañas, dejando en la ciudad todo lo que tenían.
29 Por esa época, muchos que querían llevar una vida recta de acuerdo con la ley, se iban a vivir al desierto
30 con sus hijos, sus mujeres y sus animales, pues la situación se había hecho intolerable.
31 Entonces se informó a los funcionarios del rey y a las fuerzas militares estacionadas en Jerusalén, la Ciudad de David, que los que habían desobedecido las órdenes del rey se habían ido a esconder en el desierto,
32 y muchos soldados fueron rápidamente en su persecución. Los alcanzaron, tomaron posiciones frente a ellos, se prepararon para atacarlos el día sábado,
33 y les dijeron:—¡Basta ya! ¡Salgan, obedezcan las órdenes del rey y quedarán con vida!
34 Ellos respondieron:—¡Pues no saldremos, ni obedeceremos las órdenes del rey, de profanar el sábado!