35 Ordenó a Lisias que enviara un ejército para destruir y aniquilar la resistencia de Israel y lo que aún quedaba de Jerusalén, para borrar de aquella tierra incluso su recuerdo.
36 En todo el territorio debía instalar extranjeros y repartirles la tierra.
37 El rey Antíoco se llevó la otra mitad de sus tropas, y en el año ciento cuarenta y siete se puso en marcha desde Antioquía, su capital. Cruzó el río Éufrates y siguió su camino a través de las provincias de la altiplanicie.
38 Lisias escogió a Tolomeo, hijo de Dorimeno, a Nicanor y a Gorgias, personajes poderosos del grupo de los amigos del rey,
39 y los envió al mando de cuarenta mil soldados de infantería y siete mil de caballería a invadir Judea y arrasarla, según la orden del rey.
40 Ellos se pusieron en marcha con todas sus tropas y llegaron hasta cerca de Emaús, en la llanura, donde acamparon.
41 Los comerciantes de la región, al oír hablar de aquel ejército, tomaron plata y oro en gran cantidad, y cadenas, y se fueron al campamento para comprar israelitas como esclavos. Ese ejército se vio reforzado además con tropas sirias y filisteas.