34 Así pues, trabaron batalla, y como cinco mil soldados del ejército de Lisias cayeron en la lucha con los israelitas.
35 Al ver Lisias la derrota de su ejército y la intrepidez de Judas y sus soldados, que estaban dispuestos a vivir o a morir con valentía, se fue a Antioquía a reclutar un número mayor de mercenarios para volver a Judea.
36 Judas y sus hermanos dijeron entonces: «Ahora que nuestros enemigos han sido derrotados, vayamos a purificar y a consagrar el templo.»
37 Todo el ejército se reunió y subió al monte Sión.
38 Allí vieron el templo en ruinas, el altar profanado, las puertas incendiadas; en los atrios crecía la maleza, como en el bosque o en el monte; las habitaciones estaban destruidas.
39 Entonces se rasgaron la ropa, dieron muestras de intenso dolor, se cubrieron de ceniza
40 y se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente. Luego, al toque de las trompetas, clamaron a Dios.